Revista Café irlandés tuvo la oportunidad de platicar con la standupera salvadoreña Kelly Iraheta, del grupo Comedia ES. En la siguiente entrevista, ella nos hablará sobre cómo entró a la comedia, qué se necesita para ser comediante y cómo se define el humor salvadoreño.
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Por: Felipe A. García*
¿Cómo entró Kelly Iraheta a la comedia?
Fue por insistencia de alguien más. Yo nunca me he considerado una persona graciosa. Honestamente yo sólo hago mis comentarios y estos provocan en los demás alguna identificación que de paso causa risa. Simplemente soy una parlanchina y se acabó. Pero alguien más sí vio en mí algo. Esa es la razón por la que yo llegué a la comedia. Lorena Saavedra, quien es teatrera, me decía que yo debería hacer stand-up. Yo ni siquiera conocía el género. Nunca investigué o indagué sobre este, pero de repente ella me avisó que en el Teatro Luis Poma iban a dar un taller de stand-up. Esa fue una iniciativa en el 2014 de Fernando Rodríguez. Él, como buen teatrero que es, conocía el género y tenía la intención de que se diera a conocer en El Salvador. Aquí en el país hay muchas cosas que todavía no se han hecho. Siempre va a ser un semillero para producir. En el 2014 vino Marvin Murillo desde Costa Rica, quien fue el que impartió el taller. Recibí el taller y voy a ser honesta al decir que tuve que prestar dinero para inscribirme. Así fue como aparecí en escena. No habíamos ni terminado el curso, que comenzó en enero, cuando nos presentamos en febrero en Torre Futura, para la presentación de El Cavernícola, y nosotros fuimos los teloneros. Ahí empezó todo. Desde entonces no me he bajado de los escenarios, al menos de este género.
No es ningún secreto que aquí en El Salvador hay vacíos culturales. ¿Cómo es que se forma un standupero en El Salvador? ¿Sólo es a través de talleres?
Supe que después de la primera edición del taller de stand-up hubo otras dos más. De ahí hemos formado el grupo que está ahora (Comedia ES). Tenía entendido que este año se iba a impartir otro, pero no sé si se logró concretar. En el caso de Marvin Murillo, quien es la persona que ha impartido el taller en las tres ocasiones anteriores, tuvo un percance de salud y creo que ha limitado mucho sus funciones. No es secreto que en México se formen comediantes, por lo que todos buscan formarse allá. Lo que pasa es que no hay que ver esta formación de manera muy estricta. Habrá quienes dirán que sólo es pararse a hablar. Pero inclusive en la construcción de tu material hay inmerso muchas herramientas literarias. Hay que proporcionarnos esas herramientas por alguien que lo haya manejado en algún momento. Marvin, hasta donde sé, es comunicador institucional y trabajó la publicidad reciente de la candidatura en Costa Rica, por lo que el manejo de lenguaje lo tiene. A parte tiene una trayectoria de diez u once años en el stand-up. La gente que está en las carreras humanistas tiene cierta noción de algunas de herramientas literarias necesarias. En la redacción, por ejemplo, se brindan conocimientos de ciertos tópicos alrededor de los cuentos y las crónicas. Pero como sabemos que en el grupo tenemos abogados, psicólogos e informáticos que no conocen esas herramientas, debemos ayudarlos.
Personas graciosas y simpáticas hay muchas, pero imagino que eso no es suficiente para ser comediante. ¿Qué se necesita para convertirse en comediante más allá de la simpatía o la gracia de alguien?
Te voy a ser honesta. En la primera edición del taller de Stand-up Comedy habían tres personas dentro del grupo que se mueven entre los medios de comunicación. Dos de ellas en el formato de comediante, pero no había producción por parte de ellas. Un standupero produce su material. En cambio estas personas que te digo, sólo interpretan un texto. Eran como una versión de Adal Ramones. Adal Ramones no es standupero. Él decía un monólogo escrito por Yordi Rosado. Yordi sí podría haber sido standupero. Ser standupero es una mezcla de muchas cosas. No sólo es el hecho de ser gracioso. Uno debe tener habilidades histriónicas, manejo de la voz, conocimiento de tu cuerpo o manejo del espacio. Eso no todos lo tienen. Pero no significa que no lo puedan adquirir. En ocasiones nos ha pasado que el material no termina de reventar porque no lleva el factor comedia que nosotros procuramos darle. Entonces no es obligatorio que un chistoso sea standupero. Porque además uno ve en los comediantes consagrados que no son personas particularmente graciosas. Al contrario, son gente muy mal encaradas o hasta ácidas.
¿Cómo es el proceso de creación de una rutina de comedia?
Voy a responder a partir de mi proceso personal. Yo suelo ser de las personas que pasan como por tres filtros el material y aún lo sigue puliendo. Suelo andar tres cuadernos. En uno escribo las ideas al azar. Son ideas sueltas que voy anotando en el transcurso del día. Yo todavía soy de las que construyen a mano. No me gusta nada digital, no porque esté reñida con la tecnología, sino porque es más fácil que me roben una laptop que un cuaderno. Así no pierdo el material. En ese primer cuaderno jerarquizo aquellas ideas que más me interesan para luego pasarlas a un segundo cuaderno. En ese otro, que es más formal, es donde voy enlistando y depurando las identificaciones. Después de eso paso a escribir los textos. Aquí anoto hasta las observaciones que me hacen mis compañeros. Porque algo que nosotros como grupo sí tenemos es que nos reunimos una vez por semana para conversar sobre las próximas presentaciones y compartir material. Yo muchas veces llego nada más con las identificaciones y son ellos quienes me dan los insumos. Pero también se puede llevar la construcción hecha, para que ellos te digan si el punch es fuerte o si es mejor usar otra herramienta, hasta construir el material. Después de esto llega la parte final que es el punteo. Yo no memorizo textual todo el material, pero sí necesito una palabra detonante. Enlisto las palabras en el orden en que las quiero llevar para luego presentar el material al público.
En el caso personal de Kelly Iraheta, ¿cuál es la materia prima de su comedia? ¿Qué temas o situaciones le dan más insumos para su rutina?
Todos somos sujetos de comedia y todo es sujeto de comedia. El que yo haya venido aquí conduciendo en un carro que tiene fallas mecánicas ya es material de comedia. Que esté aquí, tomándome una cerveza, ya es materia de comedia. Todo está en que a esta situación tan cotidiana se le debe dar un giro. Ese es el punch, la identificación. Se trata de ubicar la situación de la que quiero hacer comedia para darle el punch que es mí sello particular. Todo puede ser sujeto de comedia. Desde el hecho de ser mujer, bajita, mi cabello, mi situación amorosa, mi condición física. Por eso es que me gusta estar en situaciones que provoquen ese material. Por ejemplo el utilizar el transporte colectivo. A mí eso me funciona mucho para ver historias y vivir situaciones.
Muchas veces la comedia tiende a ser irreverente. Hay géneros como la sátira o el humor negro que pueden resultar polémicos. ¿Debería estar regulada la comedia por la corrección política de nuestros tiempos?
Así como podría decirte que sí, también podría decirte que no. Yo siempre he apostado a no ser irreverente o negro. Le apuesto a la forma en que se maneja el tema. Nosotros hemos tocado temas religiosos o políticos, y si están bien trabajados no tiene que ofender. Cuando trabajás bien un tema, cuando te sentás y le ponés cabeza, cuando usás la herramienta adecuada, no debe ofender ni al más acérrimo conocedor de ese tema. Hay un material que yo tengo donde digo que a mí me gustan los super héroes. Me he fijado que la mayoría de super héroes son niños violados, violentados o abandonados. Entonces yo pregunto si saben qué es lo que eso significa. Significa que El Salvador es cuna de super héroes. Yo sé que es feo decir que aquí hay niños violados, violentados y abandonados, pero la gente se mata de la risa. Porque una situación tan fea se convierte en comedia gracias a la situación que le da el giro. No siento que la comedia deba ser regulada como tal, siempre y cuando el comediante logre traslaparlo de tal manera que la situación no ofenda. Que al contrario, además de dar risa nos haga reflexionar en el tema. No es para hacer una gran reflexión, sino para que la gente se de cuenta que es cierto, tenemos un país con muchos niños violados. Se trata de eso: que no te vaya a regular otra institución. Sino que el comediante lo haga tan bien que no ofenda ni deba pasar por otro filtro que no sea el suyo o del público. Porque a la larga es la risa del público la que te avala el material. Sólo una tan sola vez hemos tenido la situación de que el público se ha levantado ofendido. Creemos que fue porque la persona no estaba de acuerdo con todo el material. Pero eso es cuestión personal. De lo contrario nadie nos ha dicho que se ofende con lo que hacemos. Al contrario, la gente nos pide que hablemos más del tema. Porque, y eso es algo que quiero recalcar, la comedia en El Salvador ha sido una comedia muy agresiva. No negra ni satírica: agresiva. Es decir, yo me paro en el escenario para agredir a alguien. Ya nos ha pasado que hay gente que nos pide que no los vayamos a agarrar de pato. Toca explicarles que así no es este género. Estamos acostumbrados a una comedia que agrede a sectores específicos. Hombres vestidos de mujeres que se burlan del sector LGBT o personas que ofenden a sectores políticos. La gente está acostumbrada a eso. Tanto que cuando vienen y nosotros les mostramos nuestro material, se dan cuenta que el stand-up no es así. Esta es una comedia pensada y trabajada, fina.
A propósito de esto último, la comedia, imagino, varía según el lugar y la época. El humor de un país no es el mismo que el de otro gracias a su cultura. ¿Cómo es el humor salvadoreño? ¿Cómo se caracteriza? ¿O es todavía muy pronto para hablar de una identidad en el humor salvadoreño?
Estamos llenos más de personificaciones que de comedia. Creo que nosotros hemos sido el “parteaguas” de ese tipo de comedia. Por ejemplo Albertico Hernández, Aniceto Porsisoca, El primo Chomo, etc. Toda esta gente tiene una personificación de un tipo de salvadoreño. A eso estamos acostumbrados: a las personificaciones de un colectivo. Incluso, uno lo puede ver con gente como Ruz, el caricaturista. Ruz es nada más la personificación gráfica de una cultura salvadoreña. Ese es el humor en el que hemos vivido. No es necesariamente el único que se está consumiendo. El público necesita ver otras cosas. No sólo ver al salvadoreño en el plan de me voy a burlar de vos porque sos así. Sino identificarnos en una situación que además te hace reír. Creo que estamos unidos a todo un continente con una visión de vida muy distinta. El Salvador comienza a zambullirse en la piscina de la comedia latinoamericana. Todos estamos en una misma sintonía. Pero ni ellos ni yo tratamos el material igual. No quiero caer en el nacionalismo, pero tenemos una forma muy particular de ver la vida. Somos el país más violento del mundo. Eso significa que vamos a ver cualquier situación de una manera diferente a como la ve un mexicano, colombiano o peruano. Y sin embargo, nuestros tratamientos en Latinoamérica, están más llenos de colores que los de Europa o Asia. Desde el momento en cómo nos expresamos. Un comediante británico es parco y se debate mucho con el contenido. En cambio nosotros tenemos Acting: movimiento de mano, uso del espacio, elevamos la voz. Nosotros somos parte del chiste. Por eso repito que el humor salvadoreño está pasando por una mutación. De ser una personificación y burla del salvadoreño a ser una forma más particular de ver el mundo.
Para terminar, ¿qué es o quiénes son Comedia ES?
Es un grupo de personas que tratamos de trabajar la comedia. Hemos descubierto, al menos en lo personal, un nicho en el que nos podemos expresar sobre temas que aún en los medios, yo trabajo en una radio, no podemos trabajar o no hemos trabajado. Vemos la oportunidad de hacer algo por la comedia salvadoreña y convertirnos en un producto de exportación. Yo lo veo como la oportunidad de que el mundo nos vea de otra manera que no sean los temas que ya están chotiados sobre nosotros. Por suerte ya tenemos en el grupo cierto reconocimiento. Por ejemplo, Gaby Rivera ya fue reclutada por La Diablo Squad, que es el grupo que lidera Franco Escamilla. Va también para Costa Rica al Festival Internacional de Comedia. Eso significa que sí hay formas. Uno de estos días hablaba con Brian, que es otro de nuestros compañeros, y me decía que si él puede hacer algo por la comunidad a la que pertenece, que es la LGBT, lo va a hacer. Y si lo va a hacer a través de la comedia, mejor. Todos estamos tratando de sobrevivir no por dinero, sino porque necesitamos flotar como cualquier actividad humana. En lo personal, la comedia me ha rescatado de flotar entre tanta mierda que hay. Te rescata de la cotidianidad. Como te repito, en un país tan violento y agresivo, la comedia ha sido mi salvación. No es que yo sea una depresiva-compulsiva, pero sí te matan las ganas de vivir aquí. Al ver tantas noticias desalentadoras, lo único que nos queda para respirar o hacer potable la situación en la que vivimos es la comedia. No sé si puedo hablar por todo el grupo, pero creo que la comedia nos ha salvado de no morir aquí adentro.
Comedia ES:
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Kelly Iraheta: @Pachugirl (Twitter )
* FELIPE A. GARCÍA (SAN SALVADOR, 1991) AUTOR DE LAS NOVELAS “HARD ROCK” Y “DIARIO MORTUORIO” PUBLICADAS POR LA EDITORIAL LOS SIN PISTO. “GRAN MAESTRE” EN PERDER LOS JUEGOS FLORALES DE EL SALVADOR.