Salas vacías (III)

REPORTAJE SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS ARTISTAS SALVADOREÑOS ANTE LA PANDEMIA DEL COVID-19

Presentamos la tercera entrega de nuestro reportaje “Salas vacías: situación de los artistas salvadoreños ante la pandemia del COVID-19”. En esta oportunidad conversamos con el pintor salvadoreño Luis Cornejo sobre cómo está incidiendo la actual crisis sanitaria en las artes visuales de nuestro país. 

Por: Felipe A. García*

Luis Cornejo es pintor. Quienes desconocemos el labor de los artistas visuales, cometemos el error de pensar que su trabajo se limita únicamente al momento en que ejecutan sus cuadros. Sin embargo, Cornejo nos aclara que su trabajo comienza mucho antes, proponiendo proyectos en galerías, presentando los portafolios de sus obras, hasta que finalmente logran concretar la fecha para una exposición. En algunos casos, es hasta entonces, cuando comienzan a producir sus obras.   

La situación para cada pintor es diferente. Todo varía según su trayectoria o el tipo de obra que realiza. “Si bien es cierto que algunos (pintores) hemos logrado hacer de esto nuestro único trabajo, muchos otros colegas tienen ocupaciones simultáneas que les generan ingresos y les permiten a la vez producir su obra. Pero ya sea los que tienen trabajos aparte o los que nos dedicamos al 100% a esto, la única certeza es que no hay certeza. Uno siempre está con el temor de que si la última obra que vendimos será la última que venderemos”, nos explica Cornejo. 

Para este pintor salvadoreño, antes de la pandemia, los artistas visuales vivían en la incertidumbre. Una “cuerda floja” con la que aprendieron a convivir y a no hacerle mucho caso. Pero ahora, ante la crisis sanitaria del COVID-19, esa incertidumbre ha vuelto a aflorar y ahora se le suman nuevos temores al desconocer lo que ocurrirá cuando la pandemia termine. 

En la opinión de Cornejo, la mayor incidencia que la pandemia está teniendo entre los pintores radica en la cancelación de sus proyectos. A nivel personal, nos comenta, para este año tuvo que cancelar cuatro proyectos que variaban entre exposiciones, ferias y subastas.

“Lo primero es la cancelación de proyectos. Luego viene el no poder ir a tu lugar de trabajo. Yo alquilo un estudio-taller en el centro de San Salvador y ahorita está acordonado. Nadie puede aparecerse por ahí. Esta pandemia nos está afectando tanto en la cancelación de proyectos como la imposibilidad de trabajar en un espacio óptimo y con las comodidades que tienen nuestros talleres”, nos explica el pintor, quien además agregó que, aunque pudo llevarse consigo material para trabajar en casa, al no contar esta con las condiciones necesarias, su rendimiento no es mayor al 20% con el que acostumbra trabajar. 

Cornejo también nos explica que entre los artistas existe toda una cadena de personas y ocupaciones que se verán afectadas. En estos momentos le es inevitable preguntarse cómo estará sobreviviendo el señor a quien le encarga los marcos de sus obras, pues este vive de que los artistas le encarguen bastidores o que les enmarque sus dibujos, fotografías y pinturas. Lo mismo ocurre con las tiendas de arte, que al no considerarse que vendan productos de primera necesidad, actualmente se encuentran cerradas. 

“Muchas personas, me atrevería a decir que el gobierno incluido entre ellas, creen que la producción de arte se trata solo de una persona que está allá, en una casita del árbol, soñando con las nubes y haciendo sus cosas. Pero no se imaginan que la producción del arte son muchos engranajes dentro de la economía de un país”, declaró el pintor.  

Al igual que otros artistas, Luis Cornejo tampoco cree que al levantarse la cuarentena regresemos a una normalidad. Después del confinamiento, ve improbable que la gente tome el riesgo de ir a una exposición o a un museo. Las mismas galerías de arte están considerando trabajar modalidades online advirtiendo la poca afluencia de personas en una exposición, donde como mínimo puede asistir entre 25 a 30 personas. En el Museo de Arte de El Salvador (MARTE), nos comenta, pueden llegar a presentarse cien personas en la inauguración de una exposición. 

Aunque estas nuevas modalidades online representarán un cambio para las galerías, no lo son del todo para los pintores. Cornejo explica que el trabajo de un artista rebasa las labores creativos. Y además de aprender a ser un relacionista público para promover su obra, en estos tiempos de redes sociales, los pintores también deben ser los Community Manager de sus propias cuentas, principalmente en Instagram. Solo así, ante esta crisis que se avecina, podrán difundir su trabajo y tener la oportunidad de vender sus obras, mientras se reanude la normalidad en los museos. 

“Instagram, en mi caso, por ser una red social muy de imágenes, a mí me servía desde antes de la pandemia para dar a conocer mi trabajo y vender alguna obra. Ahora es la herramienta que tenemos. Yo siempre que hablo con colegas les digo que el muro de Instagram es como la vitrina de Simán. Ahí está tu trabajo, tu portafolio. Está a la vista de todo el mundo”, reflexiona.

Si bien es cierto que no cree que la pandemia afecte en la producción artística de los pintores, pues actualmente muchos de sus colegas le han manifestado sus deseos por regresar a sus talleres a trabajar, no duda que sí exista un grupo de artistas visuales que entren en una situación de desestabilidad económica que no les permita administrarse de materiales para seguir creando.  

Si estuviera en sus manos proponerle al Ministerio de Cultura formas con las que podrían apoyar a los artistas visuales de El Salvador, Luis Cornejo nos explica que primero propondría el cambiar la mentalidad de que el arte es un accesorio o adorno que no aporta nada a la sociedad. 

En segundo lugar propondría buscar la forma de oficializar las profesiones artísticas. Esto, tal vez, a través de un empadronamiento que le permita a cada artista optar a ciertos beneficios de los que actualmente no tienen acceso, como es un seguro social o la solicitud de créditos para comprar sus propias casas. 

“Creo que es importante que el gobierno tome al arte como una profesión seria, que está y que aporta. No solo lo hace de una manera espiritual, sino que también mueve las ruedas de la economía del país”, agrega. 

La tercera propuesta de Cornejo tiene que ver con la cantidad de artistas  desempleados que dejará la pandemia. Una forma de apoyarlos en buscando la manera de extenderles una línea de crédito para poder trabajar. “Los artistas no queremos nada regalado. No estamos pidiendo que nos regalen cosas. Pedimos tener las mismas facilidades que tienen otros para montar alguna pequeña empresa, pues el artista mismo es su propia empresa. Tener acceso a esas líneas de crédito nos ayudará a producir para poder insertarnos en la dinámica del mercado del arte tanto nacional como internacional”.  

Finalmente, propone que se establezcan facilidades en los trámites de las aduanas para exponer sus trabajos fuera del país. “En El Salvador el mercado del arte es limitado y el coleccionismo escaso. La única opción para poder crecer profesionalmente y hacer factible el arte como trabajo es poder llevar la obra fuera del país, primero al resto de Centroamérica y luego adónde la calidad y la propuesta artística de cada quién lo permita. El tema de las aduanas es actualmente de una burocracia, unos sin sentidos y unos gastos económicos ridículos e inviables si consideramos la incerteza económica en la que se mueve siempre nuestro rubro”, concluyó el pintor. 

Salas vacías (II): Pamela Robin (Música y cine)

Salas vacías (IV): Fer Rodríguez (Actor y comediante) 

*Felipe A. García (San Salvador, 1991) ha publicado las novelas “Hard Rock” y “Diario mortuorio” con la Editorial Los Sin Pisto (2018). Es comediante de Stand Up en el grupo Comedia ES.

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